Hope.
Sentía que mi telón se bajaba para no volver a subirse más, que ya la mala suerte conmigo estaba echada, que ya nada merecía la pena. Y con miles de heridas en mi piel, algunas doliendo más que otras, seguí adelante aunque ya no quisiera caminar con esa rapidez con la que un día lo hice. Pero conforme iba pasando el tiempo fui recuperando mis ganas de todo, aprendiendo que si la vida y las situaciones te obligaban a cerrar puertas para poder continuar y crecer, que era lo más conveniente. Y caminé . Esas heridas se convirtieron en cicatrices, en marcas de guerra que me recuerdan por dónde pasé y por dónde jamás, por suerte, volvería a pasar. Sabía que aquel porvenir que me esperaba no era por pura casualidad, bueno, ni sabía si ya estaba ahí. Y un día, sin esperarlo: llegaste tú. Apareciste cuando menos me lo esperaba, como un huracán interno revolucionaste todas mis emociones, mi pas...