.# Ánimas vagantes...

"Ojos que intuyen irascía, henchidos de odio y sedientos de venganza.” Así describían las personas a aquella extraña criatura que amenazaba con extinguir la raza humana, con unos fuertes colmillos y en general aterrorizadora dentadura afilada como si de las más efectivas cuchillas se valiese, y por la que rondaban litros y litros de sangre aderezados con vísceras y trozos de las miles de ya extintas víctimas humanas que perecían. El único momento en el que ésta criatura aparecía, era cuando se allanaba en su territorio, oscuro y tenebroso.

Un grupo de jóvenes, decidieron comprobar la veracidad de el, hasta ahora para ellos: mito.

Entonces, el más pequeño entró en aquel hogar semi-destruido y abandonado a las afueras de la ciudad, mientras los demás aguardaban fuera. Tras el tenebroso crujir de la puerta de entrada, se adentró y comenzó a subir las escaleras, débiles y envejecidas con el paso de los años. Al adentrarse en una habitación cuya puerta permanecía abierta, encontró en frente de sí un armario con un candado, el cual estaba desgastado y se dispuso a abrir, pero en ese momento, unos tentáculos lo agarraban por sus débiles piernas, y comenzó a devorarlo hambriento de aquel “oro rojo” del que se valía y de sus huesos. Primero una pierna devoró, para proseguir con la otra, y tras jactarse de ese manjar humano, sólo quedó del pequeño Tomás, resquicios de su ya quebrantada estructura ósea.

Al ver la tardanza del benjamín del grupo, los demás se decidieron a entrar, mas una joven quedó alejada de aquello, ya que temía a lo que pudiera ocurrir. Fue entonces cuando una voz engañosa en las mentes de aquellos chicos, los condujo hacia el suceso más falaz y a la vez sangriento: su encuentro con la Muerte. Quizá podría describir éste suceso como una vil y cruel matanza en la cual de éstos jóvenes, aquella monstruosidad devoraba las entrañas y aquellos pedazos de carne que conformaban sus órganos vitales y dejando rastros de sangre esparcidos por el suelo. Cualquier intento de supervivencia era falto de fuerzas, inútil y mortífero.

Pero aquella joven que antes fue mencionada, permaneció a las afueras de aquello y vio aquello tras aquella puerta, y tras sentir en su ánima la agonía de sus ya desaparecidos compañeros, consiguió pedir socorro y ser salvada de allí, pudiendo así advertir a todos de que no se adentraran en ese lugar, que se toparían con la Sra. Tenebrosa, tal como ella apodaba a la Muerte. Ahora se comprobó que ésta joven pudo ser escuchada a través de éstas líneas, pero, ¿cuál fue la razón de ésto?

Muy sencillo... Aquella joven: Fui y soy yo.