La siempre recurrente e incansable.

Ha vuelto. Vaya que sí, y justo cuando mejor parecía estar. 

Vuelve con muchos quebraderos de cabeza, con mucha confusión y con muchas ganas de hacer daño. Me ataca precisamente en un momento muy vulnerable, como antaño.

Siempre lo hace, siempre da donde duele, siempre me hace preguntarme cosas, desconfiar, temer, volver al punto de partida. 

Una y otra vez, y vuelta a empezar.

Quien me conoce, sabe que nada en mi vida ha sido fácil. Bueno, ni en la mía, ni en la de nadie, tampoco nos vamos a poner egocéntricos. Han confluido ciertas situaciones en determinados momentos en mi vida que me han hecho madurar de golpe y porrazo cuando, esos mazazos, al no poder aplacarlos, me tiraban al suelo y hacían muchísimo daño. A su vez, me han ido forjando como persona: tanto para bien, como para mal. 

A veces me asusta la idea de volver a creer que merezco cosas buenas, que me quieran así como soy de compleja, de insoportablemente difícil, y es que, hay una voz en mi cabeza, alimentada por viejos traumas y recuerdos dolorosos, que constantemente me zarandea emocionalmente diciéndome una y otra vez que no soy suficiente, que cada cosa buena que llega a mi vida puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos, que mejor estar donde nadie te pueda ver para no tener que soportar el rechazo. 

Esta inseguridad ha echado raíces profundas desde hace muchísimo, y a menudo me encuentro dudando de mí misma, cuestionando si soy digna de recibir amor o de vivir sin miedo y con tranquilidad.

Por todo lo acontecido, aprendí desde hace muchísimo a construir muros alrededor de mi corazón, que me protegen del dolor, y que también me aíslan de la posibilidad de sufrir por querer y dejarme querer de verdad. Cada vez que alguien me demuestra afecto o me dice algo bonito, esa misma voz me susurra una y otra vez que me ande temerosa, ya que no pueden estar viendo algo bueno en mí, que seguramente ni merezco eso. Y en mi mente, la desconfianza se convierte en un mazo que me golpea una y otra vez en las horas más bajas.

Desconfiar de primeras, se ha convertido en una especie de mecanismo de defensa. Es como si mi corazón y mi ser quisieran creer, pero mi mente se adelanta con una lista interminable de razones para no hacerlo en las que me recuerdo a mí misma que no tengo nada en lo que aferrarme para que se quieran quedar. 

Me cuesta aceptar que alguien pueda ver en mí algo valioso, algo que merezca ser amado o respetado, me aterra volver a sentir el engaño y el dolor, y cuando alguien se acerca con la intención de quererme bien, mi primera reacción es dudar y temer, como si estuviera esperando a que todo se derrumbe en cualquier momento.

El miedo a sufrir me ha paralizado muchas veces. No quiero volver a sentir ese dolor punzante de la decepción, de la traición, de las promesas rotas. No quiero experimentar nuevamente ese vacío que se queda cuando alguien se va sin explicación, llevándose con ellos la poca seguridad que había logrado construir. Y así, sin darme cuenta, acabo boicoteándome de tal forma, que termino cerrándome a cualquier posibilidad de felicidad genuina.

Me doy cuenta de que muchas de estas inseguridades no son más que ecos de heridas del pasado, de momentos en los que me hicieron creer que no era suficiente o que no merecía lo que anhelaba, y por ello, me pregunto una y otra vez, ¿cómo superar ese miedo? ¿Cómo se aprende a confiar de nuevo, a creer que esta vez podría ser diferente? A veces siento que estoy en una lucha constante entre querer abrirme y el miedo intenso a lo que podría pasar si lo hago.

No es fácil, pero quiero intentar creer, poco a poco, que merezco cosas buenas. Que no todas las intenciones son maliciosas, que no todos los gestos de cariño esconden una trampa. Quiero dejar de huir de lo que podría ser bueno por miedo a lo que podría salir mal. Quiero permitirme ser vulnerable, aunque me aterre. Quiero amar y que me amen y no pensar en que voy a sufrir.

Porque al final, quizá la verdadera valentía no está en evitar el dolor, sino en arriesgarse a sentirlo de nuevo, con la esperanza de que esta vez, al otro lado del miedo, pueda encontrar algo verdadero y hermoso y que nunca tenga que acabar.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

.# Ánimas vagantes...

♫♪#

"Cuando bebas agua, recuerda la fuente..." Dedicado a todas aquellas buenas personas.