A ti.
Hay veces que aunque eches de menos, lo mejor que puedes hacer es echar de más.
Por tu bien, por su bien, por amor propio, por amor al prójimo. Da lo mismo.
Es aplicable a todo tipo de casuísticas y personas. Echa de menos, pero no dejes de echar de más.
¿Por qué a veces todo se torna tan difícil? ¿Por qué a veces puede más el corazón que la mente?
¿Cómo te irá? ¿Cómo estarás? ¿Cómo te tratarán? ¿Bien, mal? ¿Serás feliz? (...)
Aunque haya distancia emocional, no hay momento en el que no me acuerde de ti, a pesar de que todo en mí haya quedado hecho cenizas de las que ya no puede emerger ningún fuego. Porque así lo decidí, por decisión propia, con el corazón henchido de dolor y hecho retazos.
Me fui antes de que decidiera irme de otra manera, más dolorosa para mí y para quienes me rodean.
Fui dejándote ir poco a poco porque no me atrevía a decirte adiós. Hasta que llegó el día en que pronuncié esas cinco letras con todo mi dolor y decidí marchar tras intentar todo.
Aquí nadie fue ni bueno, ni malo. Aquí fuimos un todo que acabó siendo nada. Una nada que poco a poco, bilateralmente, se irá reconstruyendo para emerger de nuevo.
Mi corazón se encuentra cubierto del más férreo adamantio: incapaz de sentir, incapaz de dar amor, incapaz de dejarse amar. Mi ánimo fluctúa según el día, según la circunstancia. He aprendido a volver a fingir que estoy bien aunque esté destrozada por dentro, a poner la mejor de mis sonrisas para no preocupar a nadie de los que quiero y me quieren. Porque no sería lo correcto.
Lo mejor es esto. Lo único que puedo ofrecerte es lo que te ofrecí: una puerta abierta para que seas libre y feliz.
Y te dejé marchar. Y no creas que porque fui yo la artífice de la decisión no sufrí ni aún sufro. Salir de esta abstinencia va a ser difícil, pero es costumbre y ya no es amor. No, de ese último ya no queda. Ni aunque quisiera sentirlo, podría.
Por favor, sé feliz, no olvides que te doy las gracias por todo lo vivido, por el aprendizaje, por estos años a tu lado. Aunque nuestros caminos se bifurquen, recuerda que esto es para que ambos seamos felices. Recuérdalo siempre.
Yo nunca me olvidaré de lo vivido a tu lado, de lo aprendido y de los momentos buenos. Los malos, prefiero aplicármelos como aprendizaje.
Sin más, quiero acabar diciéndote una frase que me quedaré siempre:
Amar de forma madura es también saber dar las gracias y soltar y dejarte ir.
Comentarios
Publicar un comentario